martes, 6 de abril de 2010

CONSERVA DE TOMATE

INGREDIENTES


Tomates de pera maduros (en julio y agosto es cuando mejor de precio están)

PREPARACION

Cortar los tomates bien maduros por la mitad y quitar las pepitas. Rallarlos. Quitar el exceso de agua y llenar los botes.
Los botes son los de cristal de mayonesa, mermelada y todo tipo de conserva que voy limpiando y guardando durante todo el año. Muchas veces he visto que se esterilizan hirviéndolos.
Se cierran bien y se colocan en una olla cubiertos de agua por completo. Se tapan con un paño de cocina y si entre ellos hay hueco se pone otro para que al hervir no se golpeen. Hervir durante media hora y no sacar del agua hasta que ésta se haya enfriado por completo (estallarían por la diferencia de temperatura). Guardar. Es bueno poner una etiqueta con la fecha.

HISTORIA

Mi abuela hacía la mejor conserva de tomate del mundo, y esto es así porque los tomates estaban cultivados por mi abuelo en el Secanet. Como no había goteo, aveces se levantaba a las dos de la mañana porque le tocaba regar, de la acequia, y nos contaba que, cuando era pequeño, el agua de la acequia estaba tan limpia que bebían de ella.

En el Secanet mi abuelo hacía cacahuet valenciano, que es el bueno, porque es pequeñito y muy sabroso, y la llavor ha estado a punto de perderse por culpa del que importamos de América.
También hacía ajos, que tenían que cogerse en viernes y por San Juan, y un año estaba muy disgustado porque, esperando al viernes para cogerlos, se los habían robado todos.
Los garrofones los dejaban secar pinchados en un alambre redondo y cuando la piel estaba seca se pelaban.
Las habas las cogía muy tiernecitas, casi sin granar, y la iaia hacía unas tortillitas con las habas enteritas, sin pelar, para morirse de buenas.

Mi abuela era ecologista sin saberlo. (la necesidad es la mejor de las políticas ecologistas, lo que hacen ahora -contenedores de colores etc, dándose golpes en el pecho, son pamplinas y teatros)
Ella separaba la basura orgánica y 'la colgaba' (la enterraba en el jardín para que hiciera de abono), encendía el fuego para hacer la paella con tiras de piel de naranja que mi abuelo cortaba de una pieza y dejaban secar. Y la conserva la hacían con fuego de leña y usaba una lata gigante de olivas que le habían regalado en el mercado.
Teníamos conserva para todo el año. Con ella la iaia hacía su famosa coca de tomate y el otro día hablando, la iaia me confesó que todavía guarda un tarro de recuerdo.

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