jueves, 30 de mayo de 2013

FLORES A LA SARTÉN




INGREDIENTES

250 ml. de leche
2 huevos
180 grs de harina
2 cucharadas de anís
50 grs de azúcar
1 cucharada de levadura en polvo.
un poco de sal.

PREPARACIÓN

Mezclar todos los ingredientes con la Thermomix o la batidora. Dejar reposar un ratito en la nevera en un bol que nos permita meter el cacharro con comodidad.
Mientras calentar el aceite muy bien, en una sartén honda  o cazo. Para que no sepa mal freiremos una piel de naranja y antes de que se tueste la retiraremos.
Colocar el artilugio de hacer las flores dentro del aceite y esperar a que se caliente mucho mucho.

Mojar el aparato hasta la mitad en el cacharro con la masa. Freír en el aceite. Se soltarán ellas solas, si no se llegan a soltar ayudarnos con la punta de un cuchillo de punta redonda.

Con unas pinzas sacarlas y colocarlas sobre un plato con papel absorvente 
Servir espolvoreadas con azúcar glass o con miel.

HISTORIA


Los niños no siempre han estado tan sobreprotegidos y mimados como ahora. En otra época, o en esta época en otros países, aunque no levantaran tres palmos del suelo, en cuanto podían trabajar ya lo estaban haciendo, y aparte de estudiar, los que tenían la suerte de ir al colegio, trabajaban para el sostenimiento de la casa.
La iaia era una de esas niñas. Antes de ir al cole, con sólo ocho o nueve años de edad, lavaba todo el suelo arrodillada, un día el comedor y el pasillo, otro día las habitaciones. También iba a comprar, y como antes no había supermercados ni neveras, tenía que hacer la compra todos los días.
Un día llegó un charlatán a la plaza de Benimámet que vendía un montón de cosas, y entre ellas, un aparato para hacer flores a la sartén. Con la compra del mismo regalaba la receta para poderlas hacer. Una niña de ojos color de cielo, no se perdía detalle de sus  explicaciones, hasta que se acercó y compró un artilugio.
Cuando fue creciendo, como le gustaba la cocina, muchos domingos hacía flores para todos, hasta que el aparato se hizo viejito viejito y se perdió.
Por eso cuando aquella niña, que hoy ya es iaia y sigue teniendo los mismos preciosos ojos azules vio en una tienda el aparato, lo compró, y el domingo en la Cañada, nos hizo estas ricas flores a la sartén.
Están buenísimas y quedan muy crujientes y ligeras. Nos han encantado a todos.


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1 comentario:

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